
Aceite de Nabina: ¿Aliado o enemigo en tu dieta?
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Cuando hablamos de nutrición y rendimiento, elegir la mejor fuente de grasa es clave. En la eterna batalla entre aceites, el aceite de oliva virgen extra (AOVE) se lleva la mayor parte del protagonismo. Pero, ¿qué pasa con el aceite de nabina? Algunos lo ven con escepticismo, otros lo defienden como una opción saludable. Vamos a desglosarlo todo con datos y evidencia.
¿Por qué el aceite de nabina tiene mala fama?
En España, el aceite de nabina arrastra un estigma desde los años 80, cuando el "Síndrome del Aceite Tóxico" causado por un aceite de colza adulterado generó una crisis sanitaria. Sin embargo, hoy en día el aceite de nabina es completamente seguro y regulado, por lo que este temor es infundado.
¿Qué es realmente el aceite de nabina?
Proviene de la planta Brassica napus, también conocida como colza. Sin embargo, a diferencia de las antiguas variedades ricas en ácido erúcico (potencialmente perjudicial para la salud), las versiones actuales han sido mejoradas para reducir este compuesto y cumplir con todas las normativas de seguridad alimentaria. En el mundo anglosajón, lo encontrarás como "canola" o "rapeseed oil".
Aceite de Nabina vs. Aceite de Oliva: ¿Cuál es mejor?
Menos grasas saturadas: El aceite de nabina tiene un 7% frente al 14% del AOVE, lo que favorece la reducción del colesterol LDL.
Más omega-3: Contiene 13 veces más omega-3 que el AOVE, con una relación omega-3/omega-6 mucho más favorable (1:2 frente a 1:18 en el AOVE).
Rico en vitamina E: Un nutriente clave para la recuperación muscular y la salud celular. El AOVE destaca en polifenoles: Son antioxidantes que pueden tener beneficios cardiovasculares y antiinflamatorios.
¿Qué dicen los estudios?
Grandes ensayos clínicos, como el PREDIMED y el Lyon Diet Heart Study, han analizado los efectos de ambos aceites sobre la salud cardiovascular. Mientras que el PREDIMED destacó la reducción del 31% en eventos cardiovasculares con el AOVE, el Lyon Diet Heart Study observó una reducción aún mayor con una dieta basada en aceite de nabina y margarinas enriquecidas con éste.
Además, en estudios sobre la función endotelial postprandial, el aceite de nabina no afectó negativamente la dilatación mediada por flujo (FMD), mientras que el AOVE sí mostró una reducción significativa.
¿Y si lo comparamos con otras fuentes de grasa?
Si lo ponemos cara a cara con opciones como el aguacate, las semillas de lino o las nueces, el aceite de nabina pierde la batalla. Estas fuentes integrales ofrecen no solo mejores perfiles de grasas, sino también fibra y otros nutrientes esenciales.
Conclusión: ¿Deberías incluir el aceite de nabina en tu dieta?
Si buscas una opción con menos grasas saturadas y más omega-3 que el AOVE, el aceite de nabina es una excelente alternativa. Sin embargo, si tienes acceso a grasas vegetales integrales como frutos secos, aguacates o semillas, estas siguen siendo la mejor opción para tu salud y rendimiento deportivo.
La clave es la variedad y el equilibrio.